domingo, 11 de enero de 2015

Juana, la gringa (contiene spoilers)

Corría el año 2002, el mismo en que Venezuela sufrió un acontecimiento político clave: un fallido golpe de estado contra Hugo Chávez Frías. Clave para el tema que nos ocupa, la TV, porque el polémico presidente tras ese golpe, arreció la arremetida que ya había asomado contra los canales privados de TV abierta venezolana, pues los acusó de ser partipantes del golpe contra su gobierno. Lo que siguió fue una escalada de medidas que acabarían poco a poco con la producción de TV en Venezuela, tal y como la conocíamos.

Yo ese año comencé a trabajar en RCTV. Y apenas a 2 meses de mi entrada se estrenó en su pantalla Juana La Virgen.

La telenovela fue un éxito total en el país. Tenía un excelente nivel de producción, una banda sonora extraordinaria, el toque justo de comedia, al galán del momento, a la actriz joven que todos los de mi generación habíamos visto crecer en pantalla desde su tiempo de protagonización infantil (algo así como nuestra propia Miley Cirus pero sin cantar), y muy importante, tocaba un tema que sensibilizaba a la mujer venezolana porque le es muy familiar y cercano: ser madre adolescente y madre soltera. Que la prota fuera virgen en principio era lo de menos a pesar del nombre de la historia, aunque fue lo que nos mantuvo cautivos a muchos televidentes hasta que por fin, Juana, en una escena que debe haber marcado hito, quizás la más atípica de la historia de la telenovela, hace por primera vez el amor con Mauricio, estando embarazada de él ¡en el capítulo 133!.  A eso le llamo yo romper esquemas.


Yo amé la telenovela, seguí cada episodio, y recuerdo que cada mañana llegaba a comentar con mis compañeras de trabajo el capítulo del día anterior. Fue la penúltima telenovela venezolana que me atrapó (la última fue "Voltea pa' que te enamores" también protagonizada por Daniela Alvarado y producida por Venevisión). Siempre creí que era un excelente producto. La historia me encantaba y ya en áquel momento consideré que era uno de los mejores castings de la época que tuvo RCTV. Después de Juana y de Trapos Íntimos, considero que este fue uno de los aspectos que comenzó a desmejorar mucho en las telenovelas de la planta. Y claro, luego vino la Ley Resorte y la censura se convirtió en factor decisivo.

Celebro que esa biblia sea hoy una de las historias más exitosas entre el público latino de los Estados Unidos. Jane The Virgin acaba de recibir una nominación como mejor serie de comedia a los Globos de Oro 2015 y su protagonista está nominada como mejor actriz de comedia. Lo cual, muy probablemente signifique, que el formato va a venderse a más países del mundo para sus respectivas versiones locales, como sucedió con Betty La Fea. Aunque hay algunas diferencias con respecto a la historia original, como que esta Juana, no tan inocente ni tan jovencita como la anterior, tiene un novio al iniciar la historia. Imagino que en la adaptación tuvieron que tomar en cuenta las leyes de USA, en donde es condenable moral y legalmente que un hombre adulto tenga relación de pareja con una adolescente. Sin embargo, sigue siendo una demostración más de que las buenas historias rompen fronteras y del peso que hoy tienen las historias para el público latino en los Estados Unidos.
JTV es la tercera versión que se hace de la historia de Perla Farías, la primera fue realizada en Polonia en 2009, y la segunda fue una coproducción para varios países de latinoamérica, hecha nuevamente en Venezuela en 2014 y por la misma RCTV como realizadora, llamada "Virgen de la calle" (no tan exitosa como la primera). Esta es una versión hecha para el el público latino de los EEUU, conformado en gran medida por mexicanos, puertorriqueños y centroamericanos de segunda generación (ya nacidos allí).
Esta Juana habla inglés, aunque su abuela le hable en español, tuvo su fiesta de "quinceaniera" y come arepas de pollo picante de su abuela, lo que me confundió acerca del origen de ésta.
Es una comedia y no un drama contemporáneo como la original, de hecho, para mí es una burla clara la telenovela latinoamericana, al punto en que Jane tiene un padre al que no conoce pero que resulta ser un acartonado y millonario galán de telenovela mexicana (Jaime Camil). Y aún así termina siendo más compleja y enculebrada que María la del Barrio, lo cual es divertido.

Hay una villana que siendo rusa se hace pasar por latina (pues sí), el mejor amigo del prota está vinculado con el narcotráfico (cliché), su hermana lesbiana tiene un affair con la esposa bisexual del padre de ambos, y eso sin contar con que Jane y el galán tuvieron una cita y se besaron hace unos años. El galán, la verdad, al menos en los primeros episodios, no es muy convincente que se diga.
En fin, si les gustó Ugly Betty les puede divertir pues es el mismo estilo. Yo me quedo con la versión original pero entiendo perfectamente por qué la serie ha resultado refrescante y divertida para un público que ha estado consumiendo muchas historias oscuras en los últimos años. La actuación de Gina Rodríguez es lo mejor de toda la serie.
Guionistas, productores y otros profesionales de la industria deben echarle un ojo para entender el abanico de posibilidades que permite la adaptación de contenidos y el potencial creativo que hay en Latinoamérica, donde hasta las vírgenes pueden quedar embarazadas, lograr el sueño americano, y quién sabe, si ganar un Globo de Oro.


 


sábado, 10 de enero de 2015

Mi romance con el Siglo XX

Cuando yo estaba en 8vo grado me cautivó la Historia Universal. La impartía una profesora a la que llamábamos “la Pitecantropus”, precisamente porque invertíamos muchas horas de clase indagando en  el período Paleolítico. Luego, cuando fui a la Universidad, pasé casi un año de mi vida estudiando la historia de Egipto, Roma, el Cristianismo y el Imperio Bizantino. Para mí, la cosa se empezaba a poner más y más emocionante. Pero entonces, llegó Segundo Año de la carrera, y nos tocó resumir en 10 meses de clases la Ilustración, la Revolución Francesa, las emancipaciones latinoamericanas, la Primera Guerra, la Revolución Bolchevique, la Segunda Guerra Mundial, Vietnam, la URSS, entre otros temas, porque hasta ese año estaba en el pensum la enseñanza de Historia de la Cultura. Nada, que apenas nos enteramos por encimita de todo lo que había pasado en el siglo en el que habíamos nacido.
No sé si precisamente por ese salta histórico, creo que  el siglo XX  es el período más fascinante y fértil de la historia, además del que quizás tenga más documentación de todo tipo, porque es el que verdaderamente ha marcado y sigue marcando cómo vivimos en el presente. Por ende, deberíamos conocerlo como a ningún otra era de la historia.
Esa, es la razón por la que estoy tan enganchada últimamente con los dramas de esta época. Y estoy segura de que no soy la única. Ellas han venido a llenar mis “baches” históricos. Y aunque, diría mi papá, yo debería haber leído más libros de historia en el tiempo en el que estaba viendo telenovelas, conocer más en detalle aquello de la crisis de los misiles con Don Draper y la agencia de publicidad Sterling-Cooper como telón de fondo, en Mad Men, es bastante más divertido.
Aunque en su mayoría no se basan en hechos reales, algunas de estas series se enmarcan en un contexto real para desarrollar historias de amor, ambición, venganza, o de negocios. Entretenimiento sumergido en historia. Tal es el caso de dos ambientadas en la década de los 60s, la multipremiada Mad Men, que ya he mencionado, o de PanAm, la serie sobre la emblemática aerolínea, que lamentablemente fue cancelada después del fracaso de su primera temporada. Me gustaba mucho por la variedad de temas que abordaba (liberación femenina, espionaje, el idealismo hippie y la política internacional, entre otros) aunque por las críticas que he leído fue precisamente eso lo que rechazó el público.  
Otra que me ha cautivado es El Tiempo entre Costuras, una serie que para mí es la mezcla perfecta entre telenovela y drama histórico. Precisamente sobre la Guerra Civil Española y el franquismo, dos temas sobre los que penosamente tengo que reconocer que conocía muy poco. Los niveles de producción dan gusto y tiene escenas de una poética increíble, además de una protagonista que calza a la perfección en el concepto de heroína literaria (está basada en un libro de María Dueñas).
Justo ahora, y mientras espero poder ver el desenlace de El Tiempo entre Costuras, acabo de engancharme con Masters of Sex, que narra cómo un médico obstetra y una psicóloga iniciaron los estudios que romperían toda clase de tabúes y mitos relacionados con el sexo y el amor en los años 60. A estos dos, los llaman “la pareja que enseñó a América cómo amar” y los padres de la terapia de pareja y la terapia sexual. Menuda responsabilidad con la historia de este siglo!
Tanto Masters of Sex como otros dos casos que voy a mencionar a continuación son biografías, según dicen sus autores, bastante apegadas a la realidad. The Kennedys, que vi hace dos años, es una mini serie sobre la desgraciada vida de esa familia de la política estadounidense, sobre la que, a mi modo de ver, se podrían hacer mucho más de 8 capítulos.
Algunos de los que podrían ser mi próximo “crush”:
ANZAC GIRLS: un drama sobre un grupo de mujeres que fueron testigos de los horrores de la Gran Guerra en Turquía y Egipto, en donde yo ni siquiera sabía que se habían desarrollado algunas de las batallas más sangrientas de la Primera Guerra Mundial.
http://www.youtube.com/watch?v=hVY7hP9WX3s
VELVET: 
Con una historia de amor como columna vertebral, cuenta el auge de la moda española y las tiendas por departamento en la España de finales de los cincuentas. Fue la apuesta de Antena 3 tras el éxito de "El Tiempo entre Costuras".
https://www.youtube.com/watch?v=n9PwIfMEeVs 
THE CROWN: producida por Netflix, contará los primeros 10 años del reinado de Isabel. Aunque aún no tiene trailer suena muuuy bien. 
En fin, que aunque soy una “milennial” y estoy dispuesta a ir donde el siglo XXI me lleve, tal parece que mi romance con el siglo XX continúa. Y que nadie me diga que viendo televisión no se aprende… y mucho.

viernes, 9 de enero de 2015

Nostalgia en la era de la “TV Everywhere” (2/2)

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"Contesta por Tío Simón" uno de los programas educativos bandera de la TV de los años 80



Yo fui una de esas espectadoras que crecieron en la Venezuela de los años 80 viendo TV nacional pero también uno que otro contenido de afuera, en su mayoría telenovelas mexicanas y series gringas. Siempre fui televisera. Por años burlé la prohibición paterna de ver telenovelas y las seguía con entrega, así tuviera que averiguar con mis amigas del colegio qué había pasado en los capítulos que me perdía. Tuve que esquivar muchos obstáculos para poder ver El Chavo y El Chapulín Colorado también vetado en mi casa por razones en las que entraré en detalle en otro post (sí, mis papás eran unos monstruos). Sufrí porque tampoco me permitieron ver Twin Peaks (creo que por la hora de transmisión) y todo el mundo estaba hablando de esa serie. Me sé de memoria a quién pertenecía cada día de la semana en Contesta por Tío Simón. No me perdí ni un sólo episodio de Punky Brewster, Crecer con Papá (otra producción nacional) y la Pequeña Maravilla. Me trasnoché para poder seguir las aventuras de La Reportera del Crimen (en contraste y por alguna razón que no entiendo, papá sí me permitía ver esa serie con él).
En fin, quedé cautivada desde pequeñita por el mago de la cara de vidrio, a pesar de tanto escuchar que la TV embrutecía y demás cuentos de gente mayor (en inglés suelen llamarla “the idiot box”).
Aunque como muchos, estudié Comunicación Social con la ilusión de hacer cine, porque el cine era más parecido al arte que la televisión y además parecía un mundo mucho más glamouroso, el detrás de las cámaras de la TV me atrapó para siempre. Por eso, de entrada me declaro tevéfila y a mucha honra, en detrimento de aquellos cinéfilos que desdeñan a los hacedores de televisión.
Ahora, que muchas de las telenovelas y los programas que veía en mi infancia han recorrido mucho camino y dado varias veces la vuelta al mundo, vuelvo a encontrarme con ellos, en los catálogos de los distribuidores de contenido y en la caja de Pandora para los tevéfilos como yo, que es Netflix. Hoy creo que la TV ha dejado por mucho de ser una caja idiotizante, y por el contrario, aporta un mundo inmenso de conocimiento a la audiencia, que por otro lado, y gracias a la multitud de posibilidades adaptadas a cada gusto y necesidad, ha dejado de ser una masa. Dicen algunos que nos encontramos ante una nueva era de oro de la TV mundial.
Aún cuando ya no soy consumidora habitual de telenovelas, sigos sus pasos a través de las noticias especializadas y me regocijo de saber que tras esas historias que me daba un poco de vergüenza admitir que adoraba, se esconde una industria de miles de millones de dólares.
Po otra parte, la telenovela venezolana que fue, ya no es, y con ella se vino abajo la producción audiovisual nacional. Crisis económica, regulaciones e intervencionismo gubernamental sobre sus contenidos (como en toda la esfera productiva venezolana), emigración del talento, entre otras cosas, la han maltratado y reducido a su mínima expresión. Pero detrás de esa TV que sobrevive a duras penas, estamos profesionales que luchamos por alentar el negocio desde algunos espacios a pesar de las dificultades. Las coproducciones internacionales han ayudado un poco con ello. Como ha dicho Ibsen Martínez en una entrevista reciente “esto es lo que mejor sabemos hacer los venezolanos”*.
Bienvenidos a este, un espacio para la nostalgia en la era de la “TV Everywhere” y los contenidos multiplataforma, pero también para exponer y discutir las nuevas perspectivas de la producción audiovisual en Venezuela y en Latinoamérica y también, por supuesto, para ofrecer algunas reseñas muy personales sobre esos maravillosos descubrimientos de la TV tradicional y la de la nueva era.

*(Entrevista otogada a ProduTV por Ibsen Martínez en Junio 2013 a propósito de su nueva telenovela a producirse por Televen, más en http://www.produ.com/produtv/popup.html?Noti=7214)