La verdad es que si vives en Venezuela, eso
de ver una serie que empieza con un apagón y un niñito que desaparece,
secuestrado quizás (no es spoiler, eso está en la sinopsis) no se parece mucho
al entretenimiento, pero una serie que ha dado tanto de qué hablar en tan
poquito tiempo de haberse estrenado, había que verla. Sólo hace un par de días,
por lo menos 6 de mis contactos en Facebook postearon algo sobre ella.
Porque ojo, aunque a veces de la impresión
contraria, no todo lo que estrena Netflix resulta tan viral así, hay un montón
de series de producción original que por más que la plataforma ha mercadeado no
han logrado ese "buzz", no han 'pegado' tan masivamente, pues. Cito
el caso de Bloodline, por ejemplo, de Love y hasta de Grace & Frankie,
aunque todas evidentemente con públicos muy distintos.
Contrario a lo que me sucede usualmente, cuando logro enganchar con una serie a partir del segundo o tercer episodio, este piloto me atrapó de una. Mi experiencia inicial y asumo que la de muchos nacidos en los 80s es que está hecha para nuestra generación pero que se puede relacionar con las generaciones posteriores por una cantidad de referencias estéticas y culturales que aún hoy tienen vigencia, en un momento en el que lo retro es tendencia. Netflix, en una movida brillante de mercadeo, le ha picado adelante al prometedor estreno de la tercera temporada de Twin Peaks, 27 años después de haber sido la serie que paralizó a la audiencia de TV abierta en Estados Unidos y Latinoamérica y se convirtió en serie de culto. Y creo que le ha dado resultado por varias razones:
1. Referencias con las que mi generación puede conectarse: una pandillita de tweens (preadolescentes) medio nerds pero muy empáticos con la audiencia. En los años 80s las pandillitas eran muy populares, decenas de series y películas eran protagonizadas por pequeñas pandillas que jugaban en un sótano o en una casa en el árbol. Esa de hecho, era la fantasía de muchos preadolescentes, tener un espacio sólo de ellos, un 'club' en el que poder hacer travesuras sin la irrupción del ojo vigilante de los adultos. ST nos recuerda tantas series y películas al mismo tiempo: ET, Los Goonies, Punky Brewster (hubo un episodio de misterio), la Pequeña Maravilla (una niña robot); en los 80s los tweens eran los grandes protagonistas. Por alguna razón era la época en que ser aún inocente pero no tanto era cool.
2. Niños y adultos que son víctimas de un misterio cuyo origen ni siquiera podemos deducir (¿crimen? ¿fenómeno sobrenatural? ¿ciencia ficción? ¡Aún no sabemos¡ (y puede que no lo sepamos hasta el final de la serie)
3. ST ¡hasta nos recuerda a LOST! Sin duda, el hecho de que la serie 'invite' a la audiencia a sacar conclusiones, a desentrañar el misterio y 'hablar' del caso en redes sociales, de boca a boca, en los medios, como sea, conlleva dos sinónimos de éxito por estos tiempos: el ansiado engagement y la segunda pantalla como parte importante del fenómeno.
4. Nostalgia por el lifestyle que no volverá (o sí pero sólo en la ropa y los peinados): walkie talkies, teléfonos fijos de disco como única forma de comunicación 'inmediata', que las posesiones más preciadas fueran los comic books, la bicicleta y las barajitas, niños cuyas travesuras consistían en explorar, ocultar amigos en su garage en vez de estar metidos en internet... Una nostalgia muy bien estimulada por la impecable realización de esta serie.
5. Winona Ryder, la sweetheart de finales de los 80s como protagonista en un regreso muy esperado y con una actuación de altura como la mamá perturbada. Todo un acierto que la actriz haya regresado con este papel tan empático después de su escandaloso alejamiento del star system hace unos años.
6. Además, obviamente, está otra larga lista de referencias generacionales, sobre las que les invito a leer en este fascinante post .
¡Enjoy!!!
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